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27 enero 2010

El fuerte rebote económico de las economías en desarrollo y sus efectos en la economía global

La población española se parapeta estos días ante la incertidumbre que se atisba para el año 2010 en nuestro país. Para algunas actividades como las relacionadas con el sector inmobiliario, el año 2010 será el cuarto año de crisis económica y las perspectivas son cada día más inciertas. El sentir general de la población es pensar que estamos ante una crisis internacional que ha afectado a España, y que pasará como pasan las tormentas. Sin embargo, Los que lean prensa independiente (inexistente en España al menos entre los grandes medios) saben que la situación es otra. Buena prueba de ello es lo que está ocurriendo en el panorama internacional, y es que todas las previsiones apuntan hacia una recuperación en la gran mayoría de las economías mundiales. Pero realmente sorprendente es que los países en vías de desarrollo estén saliendo con gran fuerza de la recesión. Las consecuencias políticas y sociales de la peor recesión económica desde la Gran Depresión han sido más suaves de lo previsto. En países en desarrollo, al menos, los gobiernos no han caído en un agujero como ocurrió en la crisis asiática de 1997-1998. No ha habido tumultos en las calles como ocurrió en los años 30. Los programas de protección social han sobrevivido relativamente sin tocar. Ha habido algunos cambios políticos, naturalmente, pero no pánico. Esto no era esperable hace un año. En el cuarto trimestre, cuando las economías mundiales caían a un 5 o 10 %, el PIB real caía a un ritmo anualizado de alrededor del 15 % en algunas de las economías más dinámicas del mundo, incluyendo Singapur, Corea del Sur y Brasil. La caída en la producción industrial de Taiwan – cayó un tercio durante 2008 – mucho peor que la peor caída de América durante la Depresión. Los mercados emergentes sufren desproporcionalmente por sus vínculos comerciales y financieros con el oeste. Las exportaciones cayeron aproximadamente a la mitad en los tigres asiáticos si las consideramos interanualmente. Y en 2009, el flujo de capital neto hacia los países pobres llegó a ser un 72 % más bajo que su pico en 2007, un hundimiento sin precedentes. Muchos pensaban que los mercados emergentes volverían hacia dentro para protegerse del contagio del oeste. Otros habían previsto que cientos de millones de personas podrían pasar hambre. Pero finales de 2009 se ha visto caracterizado por un periodo de recuperación de la economía. Durante 2009, las economías de los países en desarrollo recuperaron la mayoría de las pérdidas que sufrieron en 2008. Octubre de 2009 vio la mayor afluencia de fondos hacia los mercados emergentes desde que la gente comenzó a registrar números en 1995, El banco central de Rusia estimo que el país atraería 20.000 millones de dólares de afluencia de capital durante le cuarto trimestre, comparado con la afluencia de capital de 60.000 millones en los primeros nueve meses. En 2010, el flujo de capital hacia los países en desarrollo será de 672.000 millones del pico. Si bien esta cantidad está aún lejos del pico, mucho dinero nuevo está inundando estos días los mercados de las economías en desarrollo. Esta locura de papel hacia los mercados emergentes puede quizás ser una burbuja, pero lo cierto es que países que eran un desastre al comienzo de 2.009 alcanzaron un buen estatus a finales de este año. Las economías emergentes no sufrieron la recesión del mundo rico. Los grandes países como China, India o Indonesia ni siquiera entraron en recesión, simplemente sufrieron una ralentización en su crecimiento. Brasil y los tigres asiáticos cayeron pero rebotaron rápido; los estados bálticos resistieron la depresión; México sufrió de su dependencia en América; en Europa del este el golpe fue más duro que en Asia; y los países pobres de África sufrieron más que los asiáticos. .
Sorprendente estabilidad en las economías emergentes .
La resiliencia económica ha tenido beneficios políticos y sociales. Políticamente, la característica más asombrosa de la crisis ha sido la poca inestabilidad que ha causado, y esto es especialmente importante ya que antaño las economías emergentes (antes de denominarse así) eran mucho más sensibles a las crisis internacionales. En esta ocasión, tan sólo Letonia colapsó. Otros países del este de Europa están bajo presión, notablemente Hungría. En la crisis asiática de 1997-98 las cosas fueron de otra forma. La extensión de los alborotos llevó a una devaluación abrupta que acabó con la dictadura de 30 años de Indonesia. La devaluación acabó también con el presidente de Filipinas. Millones de trabajadores tomaron las calles en Tailandia cuando perdieron su trabajo. El colapso financiero en Rusia produjo una crisis política en Rusia. Un par de años después Argentina falló en el pago de su deuda y tuvo tres presidentes en diez días. Todos los gobiernos reaccionaron a las crisis financieras hundiendo sus monedas e imponiendo medidas de austeridad de emergencia que acabaron con alborotos en las calles. Otra asombrosa característica de la crisis actual ha sido que no ha habido revueltas de pesimistas encolerizados, ni proclamas contra el capitalismo y el libre mercado. Comparado con la gente del oeste, los grandes mercados emergentes parecen imperturbables ante la crisis y sus ciudadanos no parecen tener preocupación alguna. En Francia, Japón y Alemania, los ciudadanos si estaban preocupados. .
Bibliografía: Counting their blessings. The Economist Dec 30th

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